MUDARSE
Podría decirse que nos hemos mudado, nos hemos "trasladado", desde nuestro plácido hogar a una tierra inhóspita, la tierra del espacio-tiempo.
Como en la parábola del hijo pródigo, nos alejamos de casa y nos aventuramos por lugares que no tenían nada que ofrecernos...
Y este viaje, este "traslado", ha ocurrido por desatención...
No nos hemos dado cuenta y creemos que esta dimensión espacio-temporal es nuestro hogar. Pero no lo es y permanentemente hay siempre una llamada en lo más profundo de nuestro corazón que nos lo está recordando.
Escuchar con atención a esa llamada y seguirla es el camino de regreso a Casa.
La mayor parte de nuestros quehaceres diarios son en realidad un rechazo a esa llamada. Intentamos estar siempre ocupados y entretenidos para no sentir ese desasosiego que reclama nuestra atención.
Así, cada vez que vayas a realizar una acción podrías observar de donde surge la motivación para realizarla y te darás cuenta de si la acción te lleva a casa o si, por el contrario, aparentemente te aleja de ella.
Esta es una manera simple de dedicación y entrega continua que te mantendrá alineado con tu despertar y "progreso espiritual", es decir te mantendrá consciente cada vez que parezca que vuelves a caer en el sueño.
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